La gastritis y el reflujo gástrico son dos afecciones digestivas que, aunque a menudo se confunden, tienen causas y manifestaciones distintas. La gastritis es la inflamación del revestimiento del estómago, provocada por factores como infecciones bacterianas (especialmente por Helicobacter pylori), consumo excesivo de alcohol, estrés, o el uso prolongado de ciertos medicamentos como los antiinflamatorios no esteroides. Los síntomas comunes incluyen dolor o malestar en la parte superior del abdomen, náuseas, vómitos y una sensación de llenura después de comer.
Por otro lado, el reflujo gástrico ocurre cuando el ácido del estómago sube hacia el esófago, lo que produce una sensación de ardor en el pecho conocida como acidez. Este trastorno puede ser ocasional o crónico (en cuyo caso se denomina Enfermedad por Reflujo Gastroesofágico, ERGE) y, si no se trata, puede llevar a complicaciones como la esofagitis o la erosión dental. A diferencia de la gastritis, que se centra en el estómago, el reflujo afecta principalmente al esófago, aunque ambos pueden compartir síntomas como el dolor abdominal y la sensación de acidez, lo que puede llevar a confusión.
En cuanto a las similitudes, tanto la gastritis como el reflujo gástrico pueden ser exacerbados por factores como la dieta inadecuada, el estrés, y el consumo de alcohol o tabaco. Además, ambos trastornos pueden disminuir la calidad de vida si no se tratan de manera adecuada, afectando el bienestar general de quienes los padecen.
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